Romper las cadenas que nos atan a la opresión es pensar por nosotros mismos, es creer que somos un pueblo soberano, es intentar transformar el mundo...

viernes, 20 de abril de 2012


Todavía estás todos los días entre nosotros mordisquito, en el taxi, en el colectivo, en las calles, en la facu, en las sobremesas...

¿Te acordás cuando no había trabajo? ¿Cuándo golpeabas todas las puertas y nadie te atendía?. “Resulta que antes no te importaba nada y ahora te importa todo”.

Todavía añoras el uno a uno, el viva la pepa para algunos, “pero eso de que vos vivías antes mejor con 120 pesos que ahora con 1.500,no, no… ¡Ésa, a mí no me la vas a contar! ¡No!”. “¿Y por qué protestás?” ¿Por qué no podés conseguir el último chiche  importado?  “Leche hay, leche sobra; tus hijos, que alguna vez miraban la nata por turno, ahora pueden irse a la escuela con la vaca puesta” Ahh...pero eso que tanto anhelás no lo tenés. Antes no había nada de nada, ni plata, ni trabajo, ni indemnización, ni aumento de sueldo, ni nada;  “vos no protestabas nunca, vos te conformabas con nada. Ahora ganás bien; ahora están protegidos vos y tus hijos y tus padres”. Pero sí, tenés razón. No está el chiche importado.

“Cuando las colas se formaban, no para tomar un ómnibus o comprar un pollo, depositar en la caja de ahorro, como ahora, sino para pedir angustiosamente un pedazo de carne en aquella vergonzante olla popular, o un empleo en una agencia de colocaciones que nunca lo daba, entonces vos veías pasar el desfile de los desesperados y no se te movía un pelo, no”. “Es ahora cuando te parás a mirar el desfile de tus hermanos que se ríen, que están contentos… pero eso no te alegra porque, para que ellos alcanzaran esa felicidad, ¡ha sido necesario que escasease el chiche importado!.

Según vos, ahorrar para un auto es de pobre. Antes para qué ahorrabas, para nada, porque con mucha suerte llegabas a fín de mes. Pero con eso te conformabas, porque total eras un privilegiado porque al resto con suerte le alcanzaba para la primer semana. Tu problema es que ahora los privilegiados somos todos.

Sin embargo, “vos seguís buscándole la hipotenusa al teorema de la cucaracha”. Porque todo lo que se hace está mal, ya que así “te sentís elegante”.  Tanto te cuesta aceptar que sos igual a todos nosotros, que no naciste en cuna de oro y que nunca por más de que lo intentes una y mil veces serás uno de ellos.

Ahh... Ya sé!!, me vas a decir que yo digo todo esto porque estoy ·”acomodado”. ¿Sabés qué? Si estoy acomodado, como se acomodaron los niños que ahora tienen salud y educación. Como los pibes que ahora tienen una universidad gratuita. Como los abuelos que ahora tienen una jubilación. Como los trabajadores que ahora tienen paritarias para mejorar sus salarios; como los comerciantes que vendieron como nunca antes. Pero, también se acomodó la salud, la educación, el trabajo y el bienestar general. “¿Has visto? Estamos todos acomodados. Todo el país. Todos menos vos están acomodados. Pero a mí, a mí no me vas a contar que no entraste en el beneficio de esta generala servida. ¡No, a mí no me la vas a contar!”

*Todas las palabras entre comillas son citas de la recopilación de los relatos radiales de Enrique Santos Discépolo del año 1951. Fuente: Mordisquito: ¡A mi no me la vas a contar! - 1º ed. - Rosario : Pueblos del Sur / 2006