Por mi pueden elegir al Papa que quieran. Cada religión
puede elegir a su gusto sus leyes, doctrinas, rituales o lo que sea; siempre y
cuando no cometan ningún hecho fuera de la ley.
A mi no me molesta que piensen que hay seres humanos de
primera y otros de segunda o que no todos debemos tener los mismos derechos. No
me indigna que sus sacerdotes no puedan formar una familia, en todo caso es su
elección de vida. Menos, que ustedes no tengan relaciones sexuales hasta el matrimonio,
que no se puedan divorciar o que no puedan tomar pastillas
anticonceptivas.
Esta todo bien si para ustedes el mundo es un valle de
lágrimas que hay que soportar y resignarse hasta que llegue la vida eterna.
Tampoco, creo que este mal, que piensen que
si hay pobres y ricos es porque Dios lo quiso así y que, de última, los
pobres se van a salvar y llegarán al paraíso deseado.
Lo que yo les cuestiono es que nos quieran imponer sus
creencias a todos. Que se metan en nuestras vidas privadas, cuando la
Constitución es clara cuando dice: “Las acciones privadas de los hombres que de
ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero,
están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados.
Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni
privado de lo que ella no prohíbe”. Que yo sepa ustedes no son Dios, en todo
caso son una religión que cree en Él.
Pienso de que si existen pobres es porque hay algunos que
son muy ricos y que eso hay que cambiarlo en este mundo. Eso para mí se llama
amor al prójimo. Al mismo tiempo, estoy seguro que todos los seres humanos
tenemos los mismo derechos, porque todos somos hijos de Dios.
Yo no tengo nada contra vos o contra los que toman la opción
por los pobres, como lo hizo Jesús. Mi problema es con los que están detrás del
escritorio, haciendo lobby para que tus creencias sean las de toda la sociedad.
Esos que cuando se quiere redistribuir la riqueza se ponen del lado de los que
más tienen, esos que tienen olor a bosta de vaca.
A esos, nunca les voy a perdonar que hayan sido cómplices y,
en algunos casos, autores intelectuales de la dictadura genocida. Que hayan
dejado morir a tantos sacerdotes que no hablaban de la pobreza desde un atril,
ya que la vivían en las villas, llevando la palabra de Cristo encarnada en
acciones concretas. Aquellos que, como el Padre Mujica o Monseñor Angelelli,
optaron por cambiar ese orden social injusto que todos los días mata a miles de
seres humanos por no tener las condiciones mínimas de supervivencia. Tampoco
les voy a perdonar las evasivas cuando veían el llanto de las madres que
buscaban desesperadas a sus hijos.
Hoy, lamentablemente eligieron a un Papa que representa todo eso que ya no queremos. Así
que, supongo que nada va a cambiar en la política de tu religión.
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